- El CVJ y sus entidades de ocio educativo han trabajado con el IVAJ y Sanidad para elaborar unos protocolos que garanticen la seguridad de las personas participantes en estas actividades
- La experiencia del verano anterior avala el trabajo que desde las organizaciones de voluntariado juvenil se está llevando a cabo para crear espacios de trabajo y convivencia libres de riesgos
Los campamentos de verano organizados por las entidades de educación no formal son un espacio seguro frente a la COVID-19, al mismo tiempo que constituyen un entorno esencial para el desarrollo educativo y personal de niños, niñas y adolescentes.
Desde el Consell Valencià de la Joventut y sus entidades miembros dedicadas al ocio educativo (Federació d’Escoltisme Valencià, Scouts Valencians, Organización Juvenil Española, Juniors Movimient Diocesà, Federació Don Bosco y Cruz Roja Juventud) se ha trabajado a lo largo de los últimos meses con el Institut Valencià de la Joventut y la Conselleria de Sanidad para elaborar unos protocolos que se adapten a la situación sanitaria actual y que posibiliten el desarrollo normal de las actividades, garantizando la seguridad de las personas participantes.
Estos protocolos incorporan medidas exhaustivas de seguridad e higiene, como el constante lavado de manos o la desinfección del material utilizado por parte de niños, niñas y adolescentes y de las mismas instalaciones, entre otras. También se tiene que subrayar el gran esfuerzo que desde las entidades se ha hecho para adaptar las actividades previstas para que sean seguras, sin dejar de lado la vertiente lúdica que tanto caracteriza a la educación no formal.
La experiencia del verano anterior avala el trabajo que desde las entidades de voluntariado juvenil se está llevando adelante para crear espacios de trabajo y convivencia libres de riesgos. Además, es importante no olvidar la enorme labor educativa y pedagógica que se realiza en los campamentos de verano, donde las actividades de esparcimiento conviven con la formación en valores y conocimientos.
Así mismo, la cancelación de los campamentos de verano supondría para las entidades juveniles un enorme perjuicio, puesto que agravaría la problemática de pérdida de personas afiliadas y la disminución y desafección de las personas jóvenes voluntarias que, de manera desinteresada, realizan este trabajo.
Además, hay que recordar que el acceso al ocio educativo es un derecho de la juventud reconocido en el artículo 68 de la Ley 26/2018, de 21 de diciembre, de la Generalitat, de derechos y garantías de la infancia y adolescencia y que son las administraciones públicas, tal como dice la norma, las encargadas de promoverlo, garantizar el acceso y apoyar a las entidades que llevan a cabo las actividades.
El ocio educativo contribuye de manera esencial en el desarrollo personal y social de la juventud y es un apoyo crucial para niños, niñas y adolescentes después de un año y medio de pandemia, donde la socialización se ha visto limitada por las restricciones sanitarias.